Sábado 9: ¡¡nos vamos a Viena!!

Pues llevaban un tiempo los mochileros sin saber dónde ir en vacaciones... que si a Polonia, que si a Vietnam, Suiza, Canarias... A tomar por saco: Austria, nos vamos a Austria... Y en éstas estamos. Unos meses preparando el viaje para llegar aquí: que si una web por allí, un coche de alquiler por allá y unos cuantos hoteles, aviones y trenes y todo preparado.

Y Austriaquí hemos llegado: el viaje comienza en Viena y desde allí Bratislava, Viena otra vez, Krems, Melk, Linz, Hallstat y los lagos, la bella Salzburgo de Sisí, Klagenfurt, Graz y día final en Viena de nuevo antes de volver a casa.

Y como está ya todo preparado, hoy nos levantamos tempranito, pillamos un Uber y en diez minutos por la autovía de pago llegamos a Barajas. Estamos sobados: yo he dormido fatal y parece que me he constipado un poco así que pastillas al canto. Vamos al control de seguridad y a Sonia le hacen una prueba de sustancias peligrosas, rociando con un spray la maleta: parece que lo único peligroso que hay es ella. Un paseíto por el dutifri y en un rato nos indican que vayamos a la puerta H16: me quedo medio sobao esperando... Pues nada, nos llaman: somos del grupo 4 y nos llaman los últimos pero con Iberia la gente parece más civilizada y no se cuela y entramos enseguida con lo que parece que nos vamos rapidito. Tenemos los asientos 17E y F: nos sentamos, ajustamos los cojines cervicales que nos compramos viniendo de Sevilla y durante las siguientes dos horas y media babeamos y roncamos.

Ding, dong... Leidis an llentelmen, que estamos llegando a Viena!!! Nos despertamos medio groguis, aterrizamos y civilizadamente dejamos el IB3120 que tan bien nos ha traído: Salimos por la puerta C37. ¡Viena, que bonita eres! Y el aeropuerto, también. Venga, un pis y a buscar al del taxi. Por 30 pavos, el hotel te lleva hasta tu habitación y en transporte público, 2 people son 28 o sea que... Como hemos llegado pronto, el taxista no ha llegado todavía pero en 15 minutos lo veo. Tiene un móvil con el nombre de Soni. Es un morito de 2x2 como un armario empotrado de dos cuerpos y unas manos para remar por el Danubio. Nos sube al taxi después de la visita de rigor al parking y comienza el Rally Dakar-Viena. Yo voy delante, al lado del moro, y Sonia va detrás con los pies por el aire porque a 150 por hora no puede mantener el equilibrio. Así que el moro veloz nos deja en 20 minutillos en el hotel: le doy un par de euros porque es lo que he podido encontrar tras rebuscar las monedas que se me han metido en el culo. Nos ha recomendado un par de sitios para cenar y se ha ganado los dos pavos.



Bueno, pues el checkin hecho y como hasta las 13 no tenemos room, pues nos vamos a ver Viena. Le pedidmos un plano al botones y nos indica el camino al centro. Por cierto, Hotel de France, en Schottenring 3, al ladito de la Iglesia Votiva. Cinco estrellas pero viejito. Pues llegamos a la plaza de la Iglesia Votiva y bajamos por nosedondestrasse o algo así y pasamos por la Universidad y el Parlamento (donde nos damos cuenta  de que la cámara va sin SD Card) que está en obras. Chispea, menos mal que en el hotel nos dieron un paraguas king size. Y pegadito al Parlamento , está la zona de los museos: por partes, el primero es el de Historia Natural al lado de la Theresien Platz (la última de los Habsburgo) y el de enfrente es el de Historia del Arte. Detrás de ellos, el Museums Quartier, destacando el Leopold y el Mumok. En el quartier puedes disfrutar de un vino caliente por 7 euros y te devuelven 3 al retornar la taza. Terminada la hora de los museos hay gusa y nos vamos a un garito  que parece noble que está haciendo esquina: Wienerwald en Bellarastrasse. Poco más que añadir salvo que tardan hora y media de reloj en servirte y se olvidan de ponerte la sopa. No ir bajo ningún concepto. Probamos el Schnitzel, famoso filete empanao de ternera de toda la vida que ni fu ni fa. Ni café ni postre. a la calle a olvidar la purrela de garito, en dirección a la Ópera. Como no estamos seguros, preguntamos a dos tipos que nos dicen que si queremos les sigamos porque van para allá. En 20 metros nos sacan 100 y los vemos alejarse en la lontananza. Pero llegamos! La verdad es que es famosa pero no parece tan suntuosa como otras. Unas fotos, unos saludos a los que venden entradas en la calle y cogemos a la izquierda para ir al Dom, pasando por las estrellas de la fama en el suelo (Mahler) y tirar por la calle de las tiendas. En una, me compro una camiseta superchula de Mozart que mañana estrenaré. Pero los precios echan patrás. Paramos en el Café Europa a tomar un idem con Panna (crema) y descansar y alentarnos un poco. Al salir, ya es de noche pero curiosamente hace menos frío.



Vaya, se me ha olvidado que antes del café nos metimos en la Catedral, que mola y es espectacular. Barroco total tanto por dentro como por fuera y la entrada es free. Después del café llegamos a la majestuosa Pestsaüle, columna de la peste, en la calle Graben, en pleno Innere Stadt, dedicada a todos aquellos que no pueden aguantarse un pum. Desde aquí al hotel, no nos quedan más de 10 minutos y aprovechamos para empaparnos del ambiente vienés con sus tiendas callejeras de vino caliente y embutidos, aparte de algún mercadillo. Descubrimos una tienda que se llama Manufactum que todo lo que tiene está hecho a mano, supuestamente. Anoto el nombre de dos ginebras que huelen muy bien para ver si en el super de casa... Un mercadillo en Am Hof nos anuncia que pronto llega la Navidad y la época de vender todo lo que tengamos por casa, pero es caro. Pasamos al lado de un edificio, en Freyung, que echa humo a modo de niebla islandesa. Vemos un par de posibles garitos para cenar y nos refugiamos en el calor hotelero.


Para cenar, el Leopold nos sirve rico ganso para mí y una sopa rancia para Sonia. Está cerca del hotel y merece la pena. Bueno, es tarde. Mañana a Bratislava así que a la piltra. Por cierto, la cama parece cómoda...


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Que bien salís los dos mochileros en la foto

Entradas populares