Domingo 17: ArnoldGraz

Ya no puedo más... Soni parece que tampoco. Madrugamos para llegar pronto a Graz y dejar el coche y que no nos claven un día más de alquiler. Como podamos adelantar el tren a Viena, lo hacemos. Muy bonito tiene que ser Graz para que no nos vayamos antes...

Hasta Graz hay unos 100 y pico kilómetros de buena carretera pero a la mitad del camino nos sorprende una niebla más espesa que el puré de guisantes londinense, lo cual hace que aminoremos la velocidad. Por suerte, la gente parece muy civilizada por aquí y no nos aparece ningún loco al volante.

Graz nos da la bienvenida con un día plomizo y gris y lo primero es rellenar el depósito del gasolina e ir a la oficina de alquiles de AVIS: se ha portado muy bien el Clio, ha tirado como un machote.

¡Corcho, es Domingo! Y la oficina está cerrada, así que tras llamar a AVIS nos piden que les mandemos un email (creo que todavía siguen esperando) y que dejemos las llaves en el buzón: si lo se, nos ahorramos los últimos 10 pavos de gasolina. Y en marcha a la estación: según Google solo hay 2 kilómetros pero están de obras y el camino es un coñazo. Pero por fin, llegamos a la estación. Dejamos las maletas en consigna y preguntamos en el puesto de información si podemos irnos antes... Pues no, porque nuestro billete es tarifa especial y además tiene escala en nosedonde: menos mal que lo hemos preguntado. Hay que poner especial atención a los trenes austríacos (OBB) que funcionan bien pero pueden dar sorpresas como ésta. Sin embargo, el taquillero nos dice que a las 15:26 sale un tren directo a Viena por 40 pavos... Yo ahí lo dejo...

Y salimos al exterior a ver la ciudad de Arnold. Cogemos el tranvía 7 y nos bajamos a las 5 paradas en el "Atocha" de Graz porque paran todos los transportes públicos como Atocha, o mejor dicho, la Puerta del Sol. Nos empezamos a fijar sin querer en la gente: casi todos son normales pero es curiosas la superpoblación del perroflauta autóctono que hay aquí: parece que va a haber un mitin político de los morados aquí dentro de poco porque no es normal. No creo: mi conclusión es que el perroflauta nace aquí y desde Graz se exporta al resto del planeta... Que hace falta uno en Cádiz, un pedido a Graz... Que Lanzarote está flojo, un pedido a Graz... Arnold, vuelve pronto.


Sin embargo, la ciudad es bonita: hay un enorme contraste entre los edificios del Centro (Innere Stadt): unos grises, otros de colores, con frescos, con vírgenes, Hércules, héroes... Bonito pero pequeño: a pesar de que sea la segunda ciudad austríaca, el centro se ve en un día. Es más grande que Klagenfurt pero no te vuelves loco: en un día la has visto.


Y eso hacemos: nos perdemos en las calles, comemos en un garito (hoy no hay filete empanao, cambiamos al cerdo hervido) que tiene un Strudel de lujo y llegamos al carillón justo dando las 12. De aquí a la catedral, que ya nos dijeron en la oficina de información que estaba cerrada. Antes la Landhaus y la Armería.


Tras comer, unas fotos a la torre de la colina con el reloj que tiene la aguja horaria más grande que el minutero, fotos de la Rathaus y la pregunta del millón: ¿cogemos el de las 15:26? Ni tiempo a responder. Cogemos el 7 en dirección contraria, llegamos enseguida a la estación en Hauptbahnhof, en la Europaplatz, como si yo supiera lo que escribo... Bueno, la estación de tren. Cogemos dos tickets para las 15:26 a Viena, recogemos las maletas de consigna y a las 15:00 estamos sentados en el tren esperando partir de Graz y sus peludos perroflautas. Repito: chula, pero llena de raros. Próximo destino y final de viaje: Viena, de nuevo.


Cuidado con este tren porque han puesto a media hora de Viena una estación que se llama Wiener Neustadt, con el Hbf de la estación y mosquea un huevo y te quieres bajar pero no es Viena. A partir de esta estación se llena de gente y de más raros, pero solo queda media hora.

Eah, Viena again. Como nos conocemos el metro de memoria, nos lo pillamos hasta Volkstheater que es donde está el hotel: Viennart am Museums Quartier: típico hotel de estos nuevos superpijos que tienen mucha tontería pero no ofrecen ná. En fin, pa sobar nos vale. Hacemos el checkin y tras descansar un poco, salimos a cenar a un italiano que dice Siri: que se podía haber callado porque tiene una pinta... Así que a otro lado. Hay un par de calles llenas de ambiente porque hay puestos callejeros de chorraditas y comida así que nos metemos en ellas y encontramos "La Boheme" que para cenar pollo empanao seguro que nos vale. Al salir vemos el italiano que decía Siri. Bueno, esto mañana acaba...

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