Lunes 18: la majestuosidad del Belvedere
Último día en Austria: no se si celebrarlo o llorar porque me duelen las piernas horrores pero no me quiero ir de este magnífico país, de sus gentes y de sus encantos... Además, todavía nos falta que nos den un beso...
Y el mejor sitio para eso es el Belvedere, con su palacio de arriba y el de abajo. Cogemos el tranvía D en Ringstrasse y en nada llegamos. Cogemos los tickets y nos ponemos a recorrer las magníficas obras de arte del Upper Belvedere: Munch. Monet, Manet, Delacroix y muchos más pero evidentemente el más reconocido aquí es Klimt, con su obra El Beso: original y grandiosa, es la estrella del museo pero personalmente, me quedo con el retrato ecuestre de Napoleón cruzando los Alpes de Jacques Louis David, uno de los más grandes.
Empapados de arte, paseo por los jardines y salimos a una plaza dedicada a los rusos caídos en Austria contra el Fascismo: enfrente está el tranvía D que con su estúpido maquinista y por 2,60 cada uno nos lleva a la Ópera, donde buscamos algo para comer. Hoy toca hamburguesa y al terminar, al hotel, comprar chocolatinas y esperar al taxi que llega a las 17:30 para llevarnos al aeropuerto.
Que nos ha tocado un taxista gilipollas, con el móvil en la mano todo el rato y que además de llegar tarde ni nos ayuda con las maletas: este bobo se ha ganado una queja en Booking. Pero estamos en el aeropuerto al fin: pasamos un control, las últimas comprar vienesas, control de equipajes, envolver los regalos que es free aquí y directos a la puerta C39 que a las 19:30 parte el avión. Va petao, hemos tenido que meter las maletas en bodega: total, al llegar a la T4 vamos a tardar lo mismo que si no llevásemos maletas.
Y esto toca a su fin: los mochileros se despiden entre turbulencias esperando que os guste nuestro blog y os animéis a escribirnos y compartirlo ¡¡Auf Wiedersen!!!
Por cierto, una maleta rota y la otra perdida... Por la primera, nos han regalado una nueva de las buenas y la otra, la encontramos al rato. ¡¡Todo acabó bien.!!
Comentarios